LOS CÓMPLICES
No olvides que tú y yo
estamos unidos
por un asesinato. Somos cómplices
mutuamente, y culpables
cada uno
de haber matado al otro la
esperanza.
Yo no intento la huida. No
la intentes
tú. ¿A dónde iría? ¿A dónde
irás? Retorna.
Las yemas de tus dedos que
he besado
tanto, traicionarían tu
inocencia.
Sabemos de nosotros
demasiado.
Somos dos delincuentes: no
es posible
la regeneración. Reformatorio
de adultos. ¿Qué reforma?
Cuando convictos y
confesos hemos
sido llevados al lugar del
crimen
dijimos: “volveríamos a
hacerlo”
y “no estaremos nunca
arrepentidos”.
Leopoldo de Luis
Cuadro de Marc Chagall
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