miércoles, 31 de enero de 2024

EL MASTÍN Y EL GALLO

 

EL MASTÍN Y EL GALLO

 

 

Sabido es de cada cual

que aún mucho más que el caballo,

entre los vanos, el gallo

es vanidoso animal.

 

 

Había cierto lugar

uno que el cuello inclinaba

cuando la puerta pasaba

por temor de tropezar;

 

y era risible el temor,

que en un portón como aquel

no llegaría al dintel

siendo cien veces mayor.

 

Estábase en el corral

de la casa por guardián

un juiciosísimo can,

y cansado de vertal

 

díjole: “Señor gigante,

lleve la cabeza inhiesta,

que antes de dar con la creta

aún ha de crecer bastante.

 

¿No ves como no se baja

un hombre aunque esté montado,

y que nunca han tropezado

los carros que traen paja?

 

¿Cómo, ¡voto a Belcebú!,

donde no pueden llegar

imaginas alcanzar

siendo más pequeño tú?

 

Quedóse el gallo corrido

no sabiendo qué decir,

y cuando volvió a salir

fuese con el cuello erguido;

 

no porque tuviera prisa

su error de reconocer,

sino que llegó a temer

del can machuco la risa.

 

De la ciencia en el umbral

lo mismísimo se viera

si puerta visible hubiera

como había en el corral.

 

Concepción Arenal

31 de enero 1920

El Ferrol – A Coruña

 

 

NOVALIS

 


NOVALIS

 

 

Oh, Noche, cuánto tiempo sin verte tan copiosa

en astros y en luciérnagas, tan ebria de perfumes.

Después de muchos años te conozco en tus fuegos

azules, en tus bosques de castaños y pinos.

Te conozco en la furia de los perros que ladran

y en las húmedas fresas que brotan de lo oscuro.

Te sospecho repleta de cascadas y parras.

 

Cuánto tiempo he callado, cuánto tiempo he perdido,

cuánto tiempo e soñado mirando con los ojos

arrasados de lágrimas, como ahora, tu hermosura.

Noche mía, no cruces en vano este planeta.

 

Deteneos esferas y que arrecie la música.

Noche. Noche dulcísima, pues que aún he de volver

al mundo de los hombres, deja caer un astro,

clava un arpón ardiente entre mis ojos tristes

o déjame reinar en ti como una luna.

 

Antonio Colinas

30 de enero de 1946

La Bañeza – León

 

martes, 30 de enero de 2024

AJENO

 


AJENO

 

 

Largo se le hace el día a quien no ama

y él lo sabe. Y él oye ese tañido

corto y duro del cuerpo, su cascada

canción, siempre sonando a lejanía.

Cierra su puerta y queda bien cerrada;

sale y, por un momento, sus rodillas

se le van hacia el suelo. Pero el alba,

con peligrosa generosidad,

le refresca y le yergue. Está muy clara

su calle, y la pasea con pie oscuro,

y cojea en seguida porque anda

sólo con su fatiga. Y dice aire:

palabras muertas con su boca viva.

Prisionero por no querer, abraza

su propia soledad. Y está seguro,

más seguro que nadie porque nada

poseerá; y él bien sabe que nunca

vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,

¿cómo podemos conocer o cómo

perdonar? Día largo y aún más larga

la noche. Mentirá al sacar la llave.

Entrará. Y nunca habitará su casa.

 

Claudio Rodríguez

30 de enero de 1934

Zamora

ALTO JORNAL

 


ALTO JORNAL

 

 

Dichoso el que un buen día sale humilde

y se a por la calle, como tantos

días más de su vida, y no lo espera

y, de pronto, ¿Qué es esto?, mira a lo alto

y ve, pone el oído al mundo y oye,

anda, y siente subirle entre los pasos

el amor de la tierra, y sigue, y abre

su taller verdadero, y en sus manos

brilla limpio su oficio, y nos lo entrega

de corazón porque ama, y va al trabajo

temblando como un niño que comulga

mas sin caber en el pellejo, y cuando

se ha dado cuenta al fin de lo sencillo

que ha sido todo, ya el jornal ganado,

vuelve a su csa alegre y siente que alguien

empuña su aldabón, y no es en vano.

 

Claudio Rodríguez

30 de enero de 1934

Zamora

lunes, 29 de enero de 2024

ETERNIDAD

 


ETERNIDAD

 

 

Yo sé que estaba entonces cuando nada existía…

Estaba allí, en las sombras de un valle solitario

donde aún no fluía la música del agua.

Mi desnudez se alzaba sobre el vago paisaje

como un grito de auxilio en el mortal vacío.

Fueron mis senos las primeras flores,

y mi vientre la almohada de la vida;

nacieron de mis ojos las estrellas

y mi mano encendió la viva antorcha

de la continuidad. Bestias y plantas

latían a la vez en mis arterias.

Avanzaba insegura entre las sombras

y a mi paso las tierras florecían…

 

¡Ya ves si es vieja el alma que te busca!

¡Qué corte de milenios la acompaña!

Presencié la erupción de los volcanes,

el duro nacimiento de los montes;

ví marchitarse inmensos vegetales

que ya no conocieron los humanos.

Y hundida en las tinieblas inauditas,

escuché los aullidos de los monstruos

que mataban la luz a cuchilladas.

 

Heme aquí, tan antigua como el mundo,

con este amor nacido de mi frente,

con esta enorme sed que no he saciado.

No me exijas virginidad alguna.

Allá, en aquel silencio pavoroso,

la vida me violó bárbaramente…

Manchada estoy por la humedad del musgo,

por la tierra y el fuego y la lascivia

milagrosa del aire. Si me quieres,

tómame fecundada por los sueños,

preñada por la gracia de los siglos.

 

Susana March

29 de enero de 1918

Barcelona


LA PASIÓN DESVELADA

 


LA PASIÓN DESVELADA

 

 

Dame tu voz antigua en cuyo acento escucho

el rumor de los bosques primitivos,

el canto misterioso de los seres selváticos,

el grito de agonía

de la primera virgen violada.

Dame tu voz antigua donde yo reconozco

mi propia voz extinguida,

aquella que cantaba hace milenios

en las frondosas selvas sin historia,

aquella que sonaba en el murmullo

de las límpidas fuentes intocadas.

 

Yo fui una gota de agua,

o un pájaro aturdido cruzando el aire nuevo

de la aurora del mundo;

acaso un pez de oro sobre cuyas escamas

probó el sol la dorada destreza de sus rayos.

Mas era ya la misma doliente criatura

que ahora soy, consumida de sueños y tristezas,

en el ardiente caos del Paraíso,

con los ojos abiertos al secreto de Dios.

 

Es tu voz el puente por donde regreso,

milenios y milenios traspasando,

a mi libre existencia de agua fresca,

de verde candidez. Mi carne gime

escuchando tu voz como si oyera

la llamada lejana y misteriosa

de las tribus sin nombre. Rituales

de sangre y fuego en el brutal nocturno,

aullidos fugitivos y, en la hierba,

mi cuerpo -¿de mujer?, ¿de reptil?, ¿de insecto?-

hollado por la bárbara dulzura

de la pasión del mundo.

 

Susana March

29 de enero de 1918

Barcelona

 

domingo, 28 de enero de 2024

ALLÍ DESPACIO TE DIRÉ MIS CUITAS...

 


ALLÍ DESPACIO TE DIRÉ MIS CUITAS…

 

 

Allí despacio de diré mis cuitas,

¡Allí en tu boca escribiré mis versos!

¡Ven, que la soledad será tu escudo!

Ven, blanco oveja,

pero, si acaso lloras, en tus manos

esconderé mi rostro, y con mis lagrimas

borraré los extraños versos míos,

¿Sufrir tu, a quien yo amo, y ser yo el casco

brutal, y tú, mi amada, el lirio roto?

No, mi tímida oveja, yo odio el lobo,

ven, que la soledad será tu escudo.

 

¡Oh! La sangre del alma, ¿tú la has visto?

Tiene manos y voz, y al que la vierte

eternamente entre las sombras acusa.

¡Hay crímenes ocultos, y hay cadáveres

de almas, y hay villanos matadores!

Al bosque ven: del roble más erguido

un pilón labremos, y ¡en el pilón

cuantos engañes a mujer pongamos!

 

Esa es la lidia humana: ¡la tremenda

batalla de los ocasos y los lirios!

¿Pues los hombres soberbios, no son fieras?

Bestias y fieras! Mira, aquí ate traigo

mi bestia muerta y mi furor domado.

Ven, a callar, a murmurar, al ruido

de las hojas de abril y los nidales.

Deja, oh mi amada, las paredes mudas

de esta casa hoyada y ven conmigo

no al mar que bate y ruge sino al bosque

de rosas que hay al fondo de la selva.

Allí es buena la vida, porque es libre,

y tu virtud, por libre, será cierta,

por libre, mi respeto meritorio.

Ni el amor, si no es libre, da ventura.

 

¡Oh, gentes ruines, los que en calma gozan

de robados amores! Si es ajeno

el cariño, el placer de respetarlo

mayor mil veces es que el de su goce;

del bueno obrar que orgullo al pecho queda

y como en dulces lágrimas rebosa,

y en extrañas palabras, que parecen

¡aleteos, no voces! Y ¡qué culpa

la de fingir amor! ¡Pues hay tormento

como aquel, sin amar, de hablar de amores!

 

¡Ven, que allí triste iré, pues yo me veo!

¡Ven, que la soledad será tu escudo!

 

José Martí

28 de enero de 1853

La Habana - Cuba

 

 

 

EL SILENCIO

 


EL SILENCIO

 

 

Yo te espero, mi amor, para el silencio.

¿Para qué cantar más cuando ya seas cierta?

 

Cansado de gritar de maravilla,

cansado del asombro sin palabras,

me callaré despacio, como el niño feliz

que se duerme, en las manos del juguete.

 

Tardarás mucho tiempo en dormirme del todo,

en borrarme los últimos recuerdos que me hieren,

lentísimos recuerdos sin forma ni sustancia;

sombra más bien, o sangre y carne casi,

con raíces que entraron mientras iba creciendo.

 

Y tendrás el blanco sueño de la infancia

desde el que hablaba a Dios, aun a mi lado;

aquel sueño, tan cerca de la muerte,

que podía llegar, serena, clara,

a volverme a mi origen, aun casi en el recuerdo.

 

Sueño que no será como el de ahora,

lleno de ávidos pozos, de agujeros

que de repente se abren a la nada;

porque tendrá, disuelta en su materia,

como nana de madre,

tu voz muda, la luz de tu existencia,

tapizando las salas de mi sueño.

 

No me pidas que cante cuando vengas.

Cansado estoy del canto. Tú has de ser la paz última

el blanco umbral de Dios…

 

Sólo oirás mi silencio, como rumor de fuente,

como la paz de un lago, creada por tus manos,

trayéndote el reflejo de Dios para alabarte.

Confundidas las almas

en las anchas llanuras del silencio, en su noche

sin borde, esperaremos…

 

Del libro: “La espera”

José María Valverde

26 de enero de 1926

Valencia de Alcántara (Cáceres)

 

 

sábado, 27 de enero de 2024

TODO SERÁ SILENCIO

 


TODO SERÁ SILENCIO

 

 

Estaba el muro triste en lo oscuro del parque;

madreselvas tronchadas entre mustios jazmines,

todo ya con la tarde húmeda de la lluvia

arrastrando la pena hacia una larga noche.

 

La memoria encendía los muros encalados

de otro lejano huerto con naranjos y sol,

pero no era posible anudar la mañana

y se vistió el camino su más intensa sombra.

 

De pronto fuiste centro de la tristeza mía,

el vaso me llenaste de no sé qué nostalgia,

y quise reavivarte soplando la ceniza,

volverte a este recuerdo que acaso no recuerdes.

 

Cuántas cosas por dentro asiéndose a la trama

del tiempo que se aleja limándonos las horas.

Qué torpemente el pie por el camino nunca

Creyendo que en el polvo se quedará su huella.

 

Quiero incrustarte ahora en la piel de este instante,

sumamos a la causa contra viento y marea,

sabemos en el muro antiguo de aquel huerto, 

o en otro no nacido, pero que acaso llegue

no sé por qué destino de pájaro o de rama.

 

Inventa una plegaria que nos una en el coro

del espacio sin eco reservado al silencio.

 

Ya no quiero dolerme de lo que me rodea.

Flores en el tejado me están gritando: “Canta.”

Puede ser jaramago en la teja encendida

y sentirte en el tallo cuando el viento me impulse.

 

De este mi estar perenne siempre de cara al cielo,

algún calor de vida me dará testimonio.

Cuanto más se me acorta el camino, más brusco

ir sobre la dureza del cristal y la piedra;

sobre lo que perdura fijándose en el tiempo.

Estar, estar, saberme en latido y en sangre,

alimentando orillas con la sal de mis olas.

 

Me crezco cual la llama en estas rebeldías

antes de que las alas se resistan al vuelo.

Después ya lo sabemos, será silencio todo.

Silencio y más silencio. Tan sólo un gran silencio.

 

Concha Lagos

23 de enero de 1907

Córdoba

 

 

jueves, 25 de enero de 2024

YO QUISIERA CONTARLO COMO UNA TRISTE HISTORIA...

 

YO QUISIERA CONTARLO COMO UNA TRISTE HISTORIA…

 

Yo quisiera contarlo como una triste historia,

pero ya no es posible.

El tiempo cicatriza con días las heridas;

tal vez esté olvidado como olvida el muchacho

la reciente caída.

 

A veces, el recuerdo me acerca aquella angustia,

impidiendo que aspire a raudales la vida.

Es un algo enojoso esa cortante arista

que roza mi alegría.

 

Si pudiera contarlo con palabras precisas,

decir:”Fue justo de este modo…”,

“Comenzó en tales días…”

 

Pero ya no es posible,

¡se olvida tan aprisa!

 

 Concha Lagos

23 de enero de 1907

Córdoba

 

 

martes, 23 de enero de 2024

CAMINA BELLA

 

CAMINA BELLA

 

 

Camina bella, como la noche

de climas despejados y cielos estrellados;

y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz

reúne en su aspecto y en sus ojos:

enriquecida así por esa tierna luz

que el cielo niega al vulgar día.

 

Una sombra de más, un rayo de menos,

habría mermado la gracia sin nombre

que se agita en cada trenza de negro brillo,

o ilumina suavemente su rostro;

donde pensamientos serenamente dulces expresan

cuán pura, cuán adorable es su morada.

 

Y en esa mejilla, y sobre esa frente,

son tan suaves, tan tranquilas, ya la vez elocuentes,

las sonrisas que vencen, los tintes que brillan,

y hablan de días vividos en bondad,

una mente en paz con todo,

¡Un corazón cuyo amor es inocente!

 

Lord Byron

22 de enero de 1788

Londres – Reino Unido

lunes, 22 de enero de 2024

SOLO DE TROMPETA

 


SOLO DE TROMPETA

 

 

Cuando ya las miradas de todos se conocían vagamente,

a través de las pupilas nubladas por el alcohol,

de aquella música confusa, de la penumbra de aquel humo, del caos

vino un silencio imperceptible,

y una trompeta sola, de fuego, nos quemaba la vida.

 

O acaso era de hielo aquella música:

inertes los sonidos, para que cada uno de nosotros

los hiciese movibles, los llenase de espíritu.

Por cada uno de los hombres

la música cantaba diferente: con alegría estéril

en la mujer que me miraba, con cansada tristeza

en unos yertos labios, y en el muchacho solitario

con profunda nostalgia de vejez;

la música cantaba diferente, sin que nadie supiera

cómo sonaba junta, con qué intenso dolor.

 

En aquel cuarto oscuro

nada correspondía a la verdad del hombre:

la emoción estridente del músico era falsa,

torpe el engaño de los otros.

La verdad es humilde y es sencilla.

La soledad, al compartirla con otras soledades,

hace más viva la impotencia,

y empuja al hombre entonces a regiones heroicas

con sólo en sentimiento.

Después cae un cansancio sobre el alma

por esta lucha inútil, se resiente

tanta falsa virtud, la mentida pureza;

y cuando la trompeta, desmayada, se extingue en el silencio,

sólo quedan visibles, descubiertos al fin, los más ocultos,

los más tenaces vicios:

se reconocen las miradas y puede haber piedad,

y hasta sentir alguno un tibio amor.

 

La trompeta de fuego,

muda sobre una mesa, la vemos amarilla,

y esta vieja y rayada.

 

Francisco Brines

22 de enero de 1922

Oliva – (Valencia)

TE VÍ EN TU DÍA NUPCIAL, CUANDO UN INTENSO...

 

TE VI EN TU DÍA NUPCIAL, CUANDO UN INTENSO…

 

Te ví en tu día nupcial, cuando un intenso

pudor invadía tu frente, aunque todo fuera

alegría alrededor de ti y que, delante tuyo, no

fuera el mundo sino Amor.

 

En la vivificante luz que brillaba en tus ojos, --haya

sido cual haya sido su esencia, --encontré

todo lo que mi mirada dolorosa pudo hallar

de encantador sobre la tierra.

 

Ese pudor no era, quizá, sino pudor virginal –pudo

muy bien pasar por tal, --aunque su esplendor

haya hecho nacer una llama más impetuosa

todavía en el seno de aquel que, ¡pobre de él!

Te vio en tu día nupcial, cuando tu frente se

cubría de ese rubor invencible, a pesar de que

estuvieras rodeada de dicha y que el mundo

no fuera sino amor ante ti!


Edgar Allan Poe

19 de enero de 1809

Boston (Massachussets) – EEUU

domingo, 21 de enero de 2024

MUERTE A LO LEJOS

 

 

MUERTE A LO LEJOS

Je soutenais l’éclat de la mort toute pure.

Valéry

 

Alguna vez me angustia una certeza,

y ante mí se estremece mi futuro.

Acechándolo está de pronto un muro

del arrabal final en que tropieza.

 

La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza

si la desnuda el sol? No, no hay apuro

todavía. Lo urgente es el maduro f

ruto. La mano ya lo descorteza.

 

…Y un día entre los días el más triste

será. Tenderse deberá la mano

sin afán. Y acatando el inminente

 

poder diré sin lágrimas: embiste,

justa fatalidad. El muro cano

va a imponerme su ley, no su accidente.

 

Jorge Guillén

18 de enero de 1893

Valladolid

 

sábado, 20 de enero de 2024

NOCTURNO

 

NOCTURNO

 

A Mariano de Cavia

 

Los que auscultasteis el corazón de la noche,

los que por el insomnio tenaz habéis oído

el cerrar de una puerta, el resonar de un coche

lejano, un eco vago, un ligero ruido…

 

En los instantes del silencio misterioso,

cuando surgen de su prisión los olvidados,

en la hora de los muertos, en la hora del reposo,

sabréis leer estos versos de amargor impregnados…

 

Como en un vaso vierto en ellos mis dolores

de lejanos recuerdos y desgracias funestas,

y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,

y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

 

Y el pesar de no sr lo que yo hubiera sido,

la pérdida del reino que estaba para mí,

el pensar que un instante pude no haber nacido,

¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!.

 

Todo esto viene en medio del silencio profundo

en que la noche envuelve la terrena ilusión,

y siento como un eco del corazón del mundo

que penetra y conmueve mi propio corazón.

 

Rubén Darío

18 de enero de 1867

Ciudad Darío (Nicaragua)

viernes, 19 de enero de 2024

SOLILOQUIOS

 

 


SOLILOQUIOS

(De Segismundo)

 

1

Apurar, cielos, pretendo,

ya que me tratáis así,

qué delito cometí

contra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido;

bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor,

pues el delito mayor

del hombre es haber nacido.

 

Sólo quisiera saber,

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos,

el delito de nacer),

¿qué más os pude ofender

para castigarme más?

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron

¿qué privilegios tuvieron

que yo no gocé jamás?

 

Nace el ave, y con las galas

que le dan belleza suma,

apenas es flor de pluma

o ramillete con alas,

cuando las etéreas salas

corta con velocidad,

negándose a la piedad

del nido que deja en calma;

y teniendo yo más alma

¿tengo menos libertad?

 

Nace el bruto, y con la piel

que dibujan manchas bellas,

apenas signo es de estrellas

-gracias al docto pincel-,

cuando atrevido y cruel,

la humana necesidad

le enseña a tener crueldad,

monstruo de su laberinto:

¿y yo, con mejor instinto,

tengo menos libertad?

 

Nace el pez, que no respira,

aborto de ovas y lamas,

y apenas bajel de escamas

sobre las ondas se mira,

cuando a tocas partes gira,

midiendo la inmensidad

de tanta capacidad

como le da el centro frío;

¿y yo, con más albedrío,

tengo menos libertad?

 

Nace el arroyo, culebra

que entre flores se desata,

y apenas, sierpe de plata,

entre las flores se quiebra,

cuando músico celebra

de las flores la piedad

que le da la majestad

del campo abierto a su huida;

¿y teniendo yo más vida,

tengo menos libertad?

 

En llegando a esta pasión,

un volcán, un Etna hecho,

quisiera arrancar del pecho

pedazos del corazón:

¿qué ley, justicia o razón

negar a los hombres sabe

privilegio tan suave

exención tan principal,

que Dios le ha dado a un cristal,

a un pez, a un bruto y a un ave?

 

(De “La Vida es Sueño”)
Pedro Calderón de la Barca

17 de enero de 1600

Madrid

domingo, 14 de enero de 2024

PARA LLORAR

 


PARA LLORAR

 

 

Es para llorar que buscamos nuestros ojos

Para sostener nuestras lágrimas allá arriba

En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas

 

Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día

y sobre nuestra memoria de carne

es para llorar que apreciamos nuestros huesos

y a la muerte sentada junto a la novia

escondemos nuestra voz de todas las noches

porque acarreamos la desgracia

escondemos nuestras mirada bajo las alas de las piedras

respiramos más suavemente que el cielo en el molino

tenemos miedo

 

Nuestro cuerpo cruje en el silencio

Como el esqueleto en el aniversario de su muerte

Es para llorar que buscamos palabras en el corazón

En el fondo del viento que hincha nuestro pecho

En el milagro del viento lleno de nuestras palabras

 

La muerte está atornillada a la vida

Los astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar

Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada

Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria

Y cuando el vacío está vacío bajo el aspecto irreparable

El viento abre los ojos de los ciegos

Es para llorar para llorar

 

Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raíces

Nadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras

Paloma de nube y de noche

De nube en nube y de noche en noche

Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro

Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún no han nacido

 

Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos estatuarios

Es para poder llorar es para poder llorar

Porque las lágrimas deben llover sobre las mejillas de la tarde

 

Es para llorar que la vida es tan corta

Es para llorar que la vida es tan larga

 

El alma salta de nuestro cuerpo

Bebemos en la fuente que hace ver los ojos ausente

La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles

La noche llega a paso de montaña

Sobre el piano donde el árbol brota

Con sus mercancías y sus signos amargos

Con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo

La ciudad cae en el saco de la noche

Desvestida de gloria y de prodigios

El mar abre y cierra su puerta

Es para llorar para llorar

Porque nuestras lágrimas no deben separarse del buen camino

 

Es para llorar que buscamos la cuna de la luz

Y la cabellera ardiente de la dicha

Es la noche de la nadadora que sabe transformarse en fantasma

Es para llorar que abandonamos los campos de las simientes

En donde el árbol viejo canta bajo la tempestad como la estatua del mañana

 

Es para llorar que abrimos la mente a los climas de impaciencia

Y que no apagamos el fuego del cerebro

 

Es para llorar que la muerte es tan rápida

Es para llorar que la muerte es tan lenta

 

Vicente Huidobro

Cuadro: "Amor y dolor" de Edvard Munch

 

 

viernes, 12 de enero de 2024

LA VISITA

 

LA VISITA

 

 

Pasada la hora de las ignominias

los viejos apagaron con tierra las fogatas

las mujeres y niños recogieron las tiendas

los hombres empuñaron el fusil.

 

La ruta del desierto fue muy dura:

se abrieron paso a tiros en medio de la noche

para no ser esclavos para no ser vendidos

igual que reses en su propio hogar.

 

Hoy con su pueblo a salvo los guerreros

han vuelto al territorio de la casa invadida

y el enemigo sabe que si alcanza un momento

a ver sus rostros es que va a morir.

 

¡Oh tú que me censuras pues no escribo

de dioses y me exalto por cosas de la tierra!

conoce a estos hombres: como los inmortales

luchar ardiendo por su libertad.

 

Juan Goytisolo

5 de enero de 1931

Barcelona