miércoles, 10 de enero de 2024

SU MAJESTAD EL TIEMPO

 


SU MAJESTAD EL TIEMPO

 

 

El viejo Patriarca,

que todo lo abarca,

se riza la barba de príncipe asirio;

su nívea cabeza parece un gran lirio,

parece un gran lirio la nívea cabeza del viejo Patriarca.

 

Su pálida frente es un mapa confuso:

la abultan montañas de hueso,

que forman lo raro, lo inmenso, lo espeso

de todos los siglos del tiempo difuso.

 

Su frente de viejo ermitaño

parece el desierto de todo lo antaño:

en ella han carpido la hora y el año,

lo siempre empezado, lo siempre concluso,

lo vago, lo ignoto, lo iluso, lo extraño,

lo extraño y lo iluso…

 

Su pálida frente es un mapa confuso:

la cruzan arrugas, eternas arrugas,

que son cual los ríos del bajo país de lo obstruso

cuyas olas, los años, se escapan en rápidas fugas.

 

¡Oh, las viejas, eternas arrugas;

Oh los surcos oscuros:

pensamientos en formas de orugas

de donde saldrán los magníficos siglos futuros!

 

Julio Herrera y Reissig

9 de enero de 1875

Montevideo (Uruguay)

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