LA PASIÓN DESVELADA
Dame tu voz antigua en
cuyo acento escucho
el rumor de los bosques
primitivos,
el canto misterioso de los
seres selváticos,
el grito de agonía
de la primera virgen
violada.
Dame tu voz antigua donde
yo reconozco
mi propia voz extinguida,
aquella que cantaba hace
milenios
en las frondosas selvas
sin historia,
aquella que sonaba en el
murmullo
de las límpidas fuentes
intocadas.
Yo fui una gota de agua,
o un pájaro aturdido
cruzando el aire nuevo
de la aurora del mundo;
acaso un pez de oro sobre
cuyas escamas
probó el sol la dorada
destreza de sus rayos.
Mas era ya la misma
doliente criatura
que ahora soy, consumida
de sueños y tristezas,
en el ardiente caos del
Paraíso,
con los ojos abiertos al
secreto de Dios.
Es tu voz el puente por
donde regreso,
milenios y milenios
traspasando,
a mi libre existencia de
agua fresca,
de verde candidez. Mi
carne gime
escuchando tu voz como si
oyera
la llamada lejana y
misteriosa
de las tribus sin nombre.
Rituales
de sangre y fuego en el
brutal nocturno,
aullidos fugitivos y, en
la hierba,
mi cuerpo -¿de mujer?, ¿de
reptil?, ¿de insecto?-
hollado por la bárbara
dulzura
de la pasión del mundo.
Susana March
29 de enero de 1918
Barcelona
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