NOCTURNO
A Mariano de Cavia
Los que auscultasteis el
corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz
habéis oído
el cerrar de una puerta,
el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un
ligero ruido…
En los instantes del
silencio misterioso,
cuando surgen de su
prisión los olvidados,
en la hora de los muertos,
en la hora del reposo,
sabréis leer estos versos
de amargor impregnados…
Como en un vaso vierto en
ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y
desgracias funestas,
y las tristes nostalgias
de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón,
triste de fiestas.
Y el pesar de no sr lo que
yo hubiera sido,
la pérdida del reino que
estaba para mí,
el pensar que un instante
pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida
desde que yo nací!.
Todo esto viene en medio
del silencio profundo
en que la noche envuelve
la terrena ilusión,
y siento como un eco del
corazón del mundo
que penetra y conmueve mi
propio corazón.
Rubén Darío
18 de enero de 1867
Ciudad Darío (Nicaragua)
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