PARA LLORAR
Es para llorar que
buscamos nuestros ojos
Para sostener nuestras lágrimas
allá arriba
En sus sobres nutridos de
nuestros fantasmas
Es para llorar que
apuntamos los fusiles sobre el día
y sobre nuestra memoria de
carne
es para llorar que
apreciamos nuestros huesos
y a la muerte sentada
junto a la novia
escondemos nuestra voz de
todas las noches
porque acarreamos la
desgracia
escondemos nuestras mirada
bajo las alas de las piedras
respiramos más suavemente
que el cielo en el molino
tenemos miedo
Nuestro cuerpo cruje en el
silencio
Como el esqueleto en el
aniversario de su muerte
Es para llorar que
buscamos palabras en el corazón
En el fondo del viento que
hincha nuestro pecho
En el milagro del viento
lleno de nuestras palabras
La muerte está atornillada
a la vida
Los astros se alejan en el
infinito y los barcos en el mar
Las voces se alejan en el
aire vuelto hacia la nada
Los rostros se alejan entre
los pinos de la memoria
Y cuando el vacío está
vacío bajo el aspecto irreparable
El viento abre los ojos de
los ciegos
Es para llorar para llorar
Nadie comprende nuestros
signos y gestos de largas raíces
Nadie comprende la paloma
encerrada en nuestras palabras
Paloma de nube y de noche
De nube en nube y de noche
en noche
Esperamos en la puerta el
regreso de un suspiro
Miramos ese hueco en el
aire en que se mueven los que aún no han nacido
Ese hueco en que quedaron
las miradas de los ciegos estatuarios
Es para poder llorar es
para poder llorar
Porque las lágrimas deben
llover sobre las mejillas de la tarde
Es para llorar que la vida
es tan corta
Es para llorar que la vida
es tan larga
El alma salta de nuestro
cuerpo
Bebemos en la fuente que
hace ver los ojos ausente
La noche llega con sus
corderos y sus selvas intraducibles
La noche llega a paso de
montaña
Sobre el piano donde el árbol
brota
Con sus mercancías y sus
signos amargos
Con sus misterios que
quisiera enterrar en el cielo
La ciudad cae en el saco
de la noche
Desvestida de gloria y de
prodigios
El mar abre y cierra su
puerta
Es para llorar para llorar
Porque nuestras lágrimas
no deben separarse del buen camino
Es para llorar que
buscamos la cuna de la luz
Y la cabellera ardiente de
la dicha
Es la noche de la nadadora
que sabe transformarse en fantasma
Es para llorar que
abandonamos los campos de las simientes
En donde el árbol viejo
canta bajo la tempestad como la estatua del mañana
Es para llorar que abrimos
la mente a los climas de impaciencia
Y que no apagamos el fuego
del cerebro
Es para llorar que la
muerte es tan rápida
Es para llorar que la
muerte es tan lenta
Vicente Huidobro
Cuadro: "Amor y dolor" de Edvard Munch
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