EL HOMBRE SE ACOSTUMBRA
Ya no hay nadie en la
calle a estas horas.
¿Quién beberá las noches?
¿Quién hará de los árboles
más altos, querubines?
No me extraña el viento y
el frío se hace soportable.
El eco insiste en que
vuelva a escribir ese poema.
Incandescentes silabas
sobre el espacio de papel en blanco.
Nuestros cuerpo amor, ya
no nos guardan.
El hombre se acostumbra a
perderlo todo, sin darse cuenta
siquiera, que en vez de
navegar las aguas como un ser
intrépido, aún no salió de
la playa.
No goza, no escucha, no ve
las grandes posibilidades que le
aguardan.
Cuerda floja tendida en
las alturas.
El hombre se acostumbra
también, a vivir muerto.
Lucía Serrano
Cuadro de Edward Hopper
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