A UNA HERMOSA QUE DIO EN HACER
BUENOS VERSOS
¿No te bastan los rayos de
tus ojos,
de tu mejilla la purpúrea
rosa,
la planta breve, la
cintura airosa,
ni el suave encanto de tus
labios rojos?
¿Ni el seno que a Ciprina
diera enojos,
ni esa tu esquiva condición
de esposa,
que también nuestras
armas. Nise hermosa,
coges para rendir nuevos
despojos?
¿A celebrar de tantos
amadores
ingrata el fin acerbo te
previenes
que a manos morirán de tus
rigores?
Ya que en tus redes
nuestras almas tienes,
la lira déjanos, ya que no
amores,
para cantar al menos tus
desdenes.
Mariano José de Larra
24 de marzo de 1809
Madrid
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