lunes, 30 de diciembre de 2024

TAN LEJANO AMOR

 


TAN LEJANO AMOR

 

Tan lejano amor

como si una parte de mí hubiese

escogido el silencio

y se acurrucara en él

con os ojos cerrados.

 

Oigo halagos, promesas, incitaciones

como si fuesen dirigidos a otra mujer.

La que soy se guarda

atrincherada en torre de marfil.

Como la pastora Marcela:

Fuego soy apartado y espada puesta lejos.

 

¿De qué  heridas convalece mi corazón que yo no sepa:

huidizo, retrechero, un molusco sumido en concha nácar

que se esconde del mar, harto del agua?

 

Floto sobre la vida donde otrora me sumergiera

descreída quizás, de regreso de las ilusiones

o simplemente sabia al fin,

conocedora de los límites de todo

sin tristeza pero sí rabia y dolor

ante la creciente acechanza de la muerte.

 

¿Por qué si avanzo al inexorable fin

no me da por retar las estrictas prohibiciones

y pescar sin descanso en el río de la vida

de camino hacia el mar?

 

¿Por qué opto más bien por este recogimiento de eremita

y con el capuchón, las sandalias, la lámpara de aceite

vago los días y las noches

como vestal enamorada nada más

del resplandor que brilla en las palabras

los anaqueles llenos de libros en mi casa

la lista inagotable de títulos

para la que nunca hay, ni habrá

tiempo suficiente?

 

De lejos me pasa el amor.

El cuerpo a mi lado o los que se acercan peligrosamente

han perdido la fascinación de antaño.

Son las horas solas de la madrugada las queme consuelan ahora

las que me abrazan

las que nada me demandan

las que me aceptan.

 

Ese es el tiempo en el que estoy.

Este es el tiempo que quiero.

 

Y sin embargo

aquí escribo

mi desconcierto.

 

Gioconda Belli

Cuadro de Edward Hopper

 

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