NOMBRE Y OLVIDO
Lo que nadie recuerda, ¿ha
muerto? Acaso vive
recogido en sí mismo la
vida más perfecta.
Fuera del tiempo lo llevó
el olvido.
Ayer, hoy ni mañana
huellan su ser y eterno
vive en fiel estación de
melancolía.
Un hombre, a veces, como
rama de olivo
en el pico cruel del pájaro
del tiempo
sobre las quietas aguas es
llevado.
Un sólo testimonia al huir
de los labios
que la rosa y el hombre
vivieron otros días.
Luego el nombre se olvida
y la tierra recoge
la tierra, el aire vuelve
al seno del espacio;
la fuente vierte, pura, su
concha en el Océano
y la palabra como perla
silenciosa
se duerme para siempre en
el fondo del mal.
Amaneceres, mediodías,
tardes,
noches, amaneceres, mediodías,
la ronda plateada
la rueda inexorable, la
distancia,
ayer y hoy confunden sin
sentido.
Lo futuro es un ocio. El corazón
tan torpe
en lo que aún no existe se
desborda y espera,
pero lo que ha vivido es
lo único que vive.
Recogido en sí mismo se
besa en su solsticio.
Ricardo Molina
28 de diciembre de 1916
Puente Genil (Córdoba)
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