lunes, 2 de diciembre de 2024

LLEGÓ LA POESÍA Y ME DIJO

 

LLEGÓ LA POESÍA Y ME DIJO

 

 

Un sí o, bien, un no, me hicieron

abrir nuevos caminos, abandonar caminos.

 

Hasta que topé, uno noche, con la Poesía

me la pasaba volando de un lado para otro

según el capricho de mis tiernas amadas

que del amor, sólo sabían hacer el amor.

 

La Poesía me dijo con solvencia:

Para vivir, un hombre, no necesita volar

menos aún de un lado para otro tras su amada.

Un hombre debe tener los pies a la altura de los pies.

 

El alma al alcance de una breve caricia,

el sol sobre la tierra a la hora del sol,

el cuerpo y la palabra cual ríos disponibles

y a la noche algún sueño, una historia de amor.

 

Un hombre tiene todas sus esperanzas en el hombre.

Un hombre tiene como bandera la libertad.

Le da agua al sediento y lucha por un trozo de pan

y ama, hace como que ama pero no sabe amar.

 

Un hombre, dijo la Poesía, con severidad,

un hombre sabe que morirá y no le importa.

Sabe que muere cuando escribe y, sin embargo, escribe.

Sabe que cada amor le mata y, sin embargo, se enamora.

 

Un hombre, le dije, ambiciona volar

y aunque no pueda no le importa.

Ambiciona volar, ama la ilusión de volar.

Sentir en ese instante que algún día…

 

Un hombre, Poesía, es capaz de matar,

es capaz de comerse el corazón amado,

quitarse de la boca con asco un beso de amor

y amar, de sus cautivos amantes, el dinero.

 

También una tarde cualquiera un hombre

se deja acariciar por una brisa, un aire,

un sentimiento lo golpea en el pecho

y el pobre hombre cayendo se enamora.

 

Y hace como si tuviera sangre en las venas

y salta y corre y se acaricia con frenesí

y quiere entregarse, totalmente, por amor

y, ahí, viene la policía y lo encarcelan.

 

¿Me sigues, Poesía? Del hombre hablamos.

Es capaz de morir por ideales falsos

capaz de hacer la guerra por casi nada

dejar morir su otra mitad, en silencio.

 

Se mete en el centro del volcán y lo desafía.

Quiere atravesar los océanos con su cuerpo,

tocar la inmensidad, el cielo con sus versos

agujerear el vientre de la montaña, la piedra.

 

El hombre quiere llegar con sus latidos

al centro desconocido de la tierra,

a la vida íntima de todos sus amantes,

quiere llegar, al corazón de las cosas.

 

Y se enamora, Poesía,

y se pudre como una flor al sol

cuando alguien se muere o lo abandona.

 

Miguel Oscar Menassa

Del libro: “Al Sur de Europa”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

poesia