A UN TRISTE
¿Por qué de amor la barca
voladora
con ágil mano detener no
quieres
y esquivo menosprecias los
placeres
de Venus; la impasible
vencedora?
A no volver los años
juveniles
huyen como saetas
disparadas
por mano de invisible
Sagitario;
triste vejez, como ladrón
nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni
defensa,
y con la extremidad de su
arma inmensa,
la copa del placer vuelva Saturno.
¡Aprovecha el minuto y el
instante!
Hoy te ofrece rendida la
hermosura
de sus hechizos el gentil
tesoro,
y llamándote ufana en la
espesura,
suelta Pomona sus cabellos
de oro.
En la popa del barco
empavesado
que navega veloz rumbo a
Citeres,
de los amigos el clamor te
nombra,
mientras, tendidas en la
egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las
mujeres.
¡Deja, por fin, la
solitaria playa,
y coronado de fragantes
flores,
descansa en la barquilla
de las diosas!
¿Qué importa lo fugaz de
los amores?
¡También expiran jóvenes
las rosas!
Manuel Gutiérrez Nájera
22 de diciembre de 1859
Ciudad de México – México
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