A VECES
A veces cuando era
temprano todavía para
verte
o cuando la ventana
se abría a la
distancia y al sonido
de tanto hierro
puesto y tanta arena
que cruje a tierra
extraña en los caminos
remoto a la esperanza
me volvía a aquel
sitio en que dejamos
las soledades juntas
y las voces.
Te hallaba limitada
de corazón disperso y
de alegría
por todos los
costados y flotando
en la noche segura y
abundante
que nunca se consuma.
Sin embargo a lo
lejos
tan pronto me acogías
con los nombres
de las cosas comunes,
en sigilo
sentía que tu isla no
estaba ya a mi alcance.
Entonces por entero
reincorporado al límite
del cuerpo
volvía a la certeza
de la espera.
Carlos Barral
2 de junio de 1928
Barcelona
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