YO VEO A TU DRAGÓN LLORANDO CIEGO…
Yo veo a tu dragón
llorando ciego,
con el hambre clavada
entre las cejas,
lamer la sombra,
cuando tú te alejas
y queda yerto el
polvo de tu fuego.
Zozobrar en el rojo,
ingente riego
de fluviales hespérides
complejas,
limpiar su pelo de
memorias viejas
y sonreír, agonizando
luego.
Si la piedad su
tierna flor incuba
para ti, entre
blasfemias y escorpiones,
el placer del martirio
es tu camino.
Cuando a tu frente el
sacro aliento suba,
cautiva el canon, luz
de sus lecciones,
y plántalo en el
centro de tu sino.
Rosa Chacel
3 de junio de 1898
Valladolid
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