INFAME TURBA
Nunca supimos qué pájaro
era aquel
que cantaba al
besarnos…
Al besarnos el alba
sería la alondra
ilustre,
el vano timbalero de
Verona,
diana floreciendo en
el dormido alféizar,
salvas inoportunas,
diligentes clarines
matinales
hostigando al amante
perezoso
su ligera fanfarria.
Nunca supimos qué pájaro
era aquel
que cantaba…
Que cantaba en la
noche,
ruiseñor, geiser puro
de lágrimas brotando,
silenciosa
perla de la armonía,
copa lívida
desbordando tristeza
y ebriedad.
Voz sacra de la luna.
A su conjuro,
espectral médium pálido,
entre la fronda
ensimismada surgen
invocadas estatuas.
Nunca supimos qué pájaro
era aquel…
Era aquel mirlo blanco
que llamaba desde la
oscura tarde,
cuco, péndulo
primaveral
pausadamente hiriendo
en el recuerdo.
Ribera del amor,
aparejadas
las aves, las
sonrisas, golondrinas,
paloma de collar,
colibrí, pechirrojo,
pueblan libres el ámbito.
Nunca supimos qué pájaro…
¿Qué pájaro del frío,
aguzanieves
del olvido, avefría,
nevatilla,
trémulas patas sobre
ramas yertas,
con sus picos
hurgando en el sonoro
corazón, tronco vivo
retumbante,
cavaban tumbas al
helor del tiempo?
Nunca supimos…
Supimos bien si aquel
reclamo era
gorjeo artificial,
ruedas, tornillos,
n jilguero mecánico,
espejuelos
o canario de cuerda,
fidelísima
tórtola de latón y
purpurina,
selvática viuda
desolada.
Nunca…
Sí, nunca nos
besamos.
Pablo García Baena
29 de junio de 1923
Córdoba
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